al compás
camina hacia el altar,
el ropaje
tararea entre el suelo que es cielo o no sabe, pero camina,
sobre la
tarima esta EL y el,
pasan los
primeros infantes, que como autómatas consuman la exigencia, “el cuerpo de
cristo, AMEN” los segundos no improvisan, calcan el movimiento.
Pero ahí viene
ella, “la poquita” que ya se topa con el,
pero
“el” la sorprende y se escapa del
contexto,
le indica que bese, ¿bese que?, ¡no lo explica!
entonces
ella, en disyuntiva, lo besa, lo besa a
“el”,
sin mas se
va,
pero “el”,
el del suelo, le pide que regrese, y le explica que el beso no era para “el”,
era para la cruz, la cruz que colgaba por fuera de su pecho,
humillada
“la poquita” obedece.
SOLAPA parte I
otra poquita, que era mas, no por menos, sino por superficie
desempolvo los blancos,
y llevo al altar, viva prueba de la magdalena,
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