jueves, 10 de mayo de 2012

La poquita


al compás camina hacia el altar,
el ropaje tararea entre el suelo que es cielo o no sabe, pero camina,
sobre la tarima esta EL y el,
pasan los primeros infantes, que como autómatas consuman la exigencia, “el cuerpo de cristo, AMEN” los segundos no improvisan, calcan el movimiento.
Pero ahí viene ella, “la poquita” que ya se topa con el,  
pero “el”  la sorprende y se escapa del contexto,
le indica  que bese, ¿bese que?, ¡no lo explica!
entonces ella, en disyuntiva, lo besa, lo besa  a “el”,
sin mas se va, 
pero “el”, el del suelo, le pide que regrese, y le explica que el beso no era para “el”, era para la cruz, la cruz que colgaba por fuera de su pecho,
humillada “la poquita” obedece.



SOLAPA parte I
otra poquita, que era mas, no por menos, sino por superficie 
desempolvo los blancos, 
y llevo al altar, viva prueba de la magdalena,  

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